Licenciatura en Tecnología Educativa - Epistemología de la Educación
Profesor: Dr. José Luis Lens Fernández

Alumnos:
Analía Quiroga, Ma. Gabriela De Fortis, Ma. Alejandra Parada, Marisa Rodeiro, Ma. Alejandra Paez

Trabajo Práctico Integrador N° 1

Las nuevas tecnologías y la cultura escolar



Marco Teórico




Propuesto por Alejandra Parada


Sobre Tecnologismo
Propuesto por Ma. Alejandra Paez

 Se le exige a la escuela actual un esfuerzo de reconversión (Merino, 2007; Román Pérez y Díez López, 2005) para no seguir perdiendo su identidad como institución educativa, ni su capacidad para responder con eficacia y calidad a su misión educadora en la sociedad actual.

 Ahora bien, esta redefinición de la escuela actual no implica un replanteamiento epistemológico de la naturaleza de la misma, que sigue siendo educar, sino de su cultura organizacional y de las funciones a realizar para seguir manteniendo su condición de institución educativa. El desafío de cambio apuntado requiere que la escuela se abra a la sociedad haciéndose cada vez más permeable a la misma en la doble dirección de permeabilidad hacia fuera (escuela hacia el entorno) y de permeabilidad hacia dentro (entorno hacia la escuela), puesto que es en la sociedad donde el hombre vive y en donde se generan sus necesidades socio-educativas.

 Este replanteamiento y cambio, obligado por la explosión y fugacidad del conocimiento, tiene un fundamento claro y genera una propuesta de cambio:

  • Fundamento: Constatación de la ineficacia en la sociedad tecnológica y de la información de los procedimientos didácticos centrados en el profesor y en su actividad docente de enseñanza.
  • Cambio: Necesidad de desarrollar modelos y dinámicas innovadoras centradas en los procesos de aprendizaje y por lo tanto en el impulso y búsqueda de eficacia de la actividad del alumno que aprende. La función del profesor deja de ser reproduccionista para convertirse en dinamizadora, asumiendo tareas de impulso, ayuda, mediación, coordinación y dirección del aprendizaje del alumno.
         El cambio de la actividad del profesor por la del alumno es la clave de esta dinámica innovadora, donde el referente no es ya el profesor ni su autoridad y secretismo como poseedor de conocimiento, sino el educando y el desarrollo de su capacidad de aprendizaje autónomo. Dinámica que se recoge en el tan repetido tópico de “aprender a aprender”.
  La expresión “nuevas tecnologías de la información y de la comunicación” y su realidad constituyen el centro de los discursos periodísticos, políticos y empresariales. Su uso indiscriminado como sujeto de promesas de todo tipo obliga a la realización de un análisis de sus condiciones de posibilidad y de representación.

 Schmucler ha llamado “tecnologismo” o ideología de la técnica y que se ha convertido en parte del sentido común de la sociedad contemporánea. Este sentido común o significación imaginaria social es resultado de la confluencia de la crisis de la idea de progreso lineal y necesario, las políticas de “desarrollo” y el “fin de las ideologías”. En este contexto la tecnología más que un conjunto de aparatos se transforma en un decir que asegura entender el mundo actual. Es entonces, “un discurso superior que pretende sobre determinar la sociedad y sujetar a su propio criterio técnico la eficacia de todas las actividades del mundo”. Con ello la tecnología consolida el proceso por el cual la razón que en la modernidad se identificaba con la ciencia pasa, en la época contemporánea, a identificarse con la razón tecnológica.

 En la sociedad contemporánea las ideas de “desarrollo” y “fin de las ideologías” consolidaron el tecnologismo, pero para ello fue necesario postular una nueva utopía: la utopía de la comunicación. La llamada “sociedad de la información” materializada en las “nuevas tecnologías de la información y de la comunicación” es la realización más concreta de estas constelaciones imaginarias de sentido.

Bibliografía:
"La escuela centrada en la comunidad.Un modelo de escuela inclusiva para el siglo XX"
José V.Merino Fernández-Universidad Complutense de Madrid
"La matriz imaginaria de las nuevas tecnologías"
Daniel H. Cabrera-Departamento de Comunicación Pública-Uniersidad de Navarra-Pamplona




 Web 2.0 y educación:¿"El día de la marmota"?

Bill Murrar y la marmota Phil
Escrita el 1 de mayo de 2011 por Jordi Adell 
Propuesta por Alejandra Parada





..." Mayes decía en 1995 que, en tecnología educativa parecíamos condenados a vivir un ciclo repetitivo de “bombo, esperanza y decepción”: aparece una nueva tecnología con aplicaciones educativas, nos creemos que revolucionará la enseñanza y el aprendizaje y, tras un tiempo de experimentos, proyectos, etc. tras el que no pasa nada, nos decepcionamos. Entonces la abandonamos echando pestes nos “convertimos” a la siguiente tecnología que, naturalmente, lo revolucionará todo, etc. Y el ciclo vuelve a comenzar. Así ha sucedido, según algunos autores, una y otra vez desde hace décadas: el cine, la radio, la televisión, el vídeo, los ordenadores y ahora la Internet y la web 2.0, incluyendo los hipermedia y los sistemas tutores inteligentes.
Mayes sostenía en 1995 que, al igual que Bill Murray en la película, solo escaparíamos al “Día de la marmota” de la tecnología educativa, si reconocíamos la “verdadera naturaleza del aprendizaje”. Recordemos que Bill Murray solo escapa del día de la marmota y Punxsutawney cuando deja de ser un egoísta engreído e insoportable y consigue la admiración y el amor de la maravillosa Andie MacDowell.
Pero, ¿cuál es “la verdadera naturaleza del aprendizaje”? Según Mayes todas estas tecnologías que generaron tantas expectativas en educación se utilizaron primordialmente para un solo aspecto del aprendizaje: presentar contenidos a los estudiantes (el “delivery”). Pero la “verdadera naturaleza del aprendizaje” no es una, sino trina: la ya citada de distribuir materiales de aprendizaje, que es quizá la parte menor del papel de las TIC en el aprendizaje; en segundo lugar, apoyar la construcción de conocimientos utilizándolos en tareas de aprendizaje ; y, en tercer lugar, promover y facilitar el diálogo para “refinar la comprensión a través de la discusión, la retroalimentación y la reflexión”. Conclusión: si la tecnología digital, la web 2.0 y todas las fantásticas herramientas que tenemos las utilizamos para “presentar” contenidos, estamos condenados al fracaso.
Según Mayes, sólo una tecnología que apoye todas las fases del ciclo de aprendizaje puede tener una oportunidad de ser transformadora, “ayudando a integrar una pedagogía constructivista verdaderamente centrada en el alumno”. El problema, a mi parecer, es si soportar las tres fases citadas es suficiente para que sea adoptada por la mayoría de los docentes. Y creo que no. Lo que sabemos sobre difusión de la innovación, en general, es que se trata de procesos muy complejos en los que entran en juego factores sociales y psicológicos y no solo la bondad intrínseca de la propia innovación a ojos de los expertos.
Quizá la probabilidad de éxito de una tecnología sea inversamente proporcional al cambio de prácticas que suponga para los agentes. Y si soluciona algún problema importante, percibido como tal por los protagonistas. Si la respuesta es “no”, mejor nos sentamos.
Parece evidente que con las TIC en educación nos enfrentamos a dos procesos diferentes: por un lado, la integración de las TIC en las prácticas a “actuales” y mayoritarias de enseñanza y aprendizaje; y, en segundo lugar, a la exigencia o la necesidad de una verdadera revolución didáctica. Y serían dos ideas relacionadas, pero diferentes. Recuerdo perfectamente a Judi Harris en Callús, (el Bages, Catalunya) hace unos años, diciéndonos en una charla ante un par de cientos de profes que integración de las TIC e innovación didáctica son dos cosas muy diferentes (a mi me recordó el chiste de los dos vascos que van al monte a por setas y se encuentran un Rolex, pero ese es otro tema). Es un hecho: vemos constantemente ejemplos de uso de las TIC desde planteamientos didácticos netamente instructivistas. Hay muchos docentes incapaces de verle ninguna posibilidad didáctica a la conexión a Internet en sus clases: si el objetivo es que los alumnos se sepan “la materia” que “imparten” (algún día hablaremos de las metáforas de la enseñanza y el aprendizaje) , ¿para qué demonios le puede servir la red a estos profesores? De hecho, la ausencia de cambios didácticos es el principal argumento de los vendedores de “soluciones” TIC para la escuela. Pero la apuesta por la que vale la pena segur trabajando es que las dos, innovación didáctica y tecnológica, deben ir de la mano. Por lo tanto, los procesos de introducción de las TIC deben contemplar los dos aspectos, no solo cursillos sobre tecnología. El riesgo es terminar ignorando las nuevas posibilidades que nos ofrecen las TIC y usarlas para nada interesante.
Dicho de otro modo: el docente que crea que todo va bien o que lo que va mal no está en su mano solucionarlo, difícilmente encontrará la fuerza necesaria para analizar y cambiar su propia práctica. Por ejemplo, atención a los análisis socioeconómicos de las causas del fracaso escolar o al simplismo de echar la culpa de todo a la familia, tan querido en los claustros: no deberían “esterilizar” a la pedagogía. ¿Acaso no es nuestro compromiso? ¿Quién dijo que esto era fácil?
En su texto de 2007, Mayes ve signos de cambio, especialmente en cómo usan la tecnología los estudiantes: de manera horizontal, al margen de los cauces prescriptos por la institución y los profesores, y escribe: “…tal vez así es como llega la revolución: arrastrándose sin que te des cuenta de cuando las cosas realmente cambiaron, de manera incremental, de abajo hacia arriba, una evolución. ‘El día de la marmota’ puede ser una metáfora que estimula una visión equivocada de la transformación”. ¡Menos mal! En tecnología educativa no estamos prisioneros en el “día de la marmota”, aunque si la revolución tiene que llegar por el uso que los estudiantes hacen de la tecnología, ajena a la institución educativa, la brecha escuela-sociedad se convertirá en un abismo. Mayes habla de la universidad, hay que decirlo, no de la escuela o la enseñanza media, pero ¿no hay nada que hacer desde dentro de las instituciones? La desconfianza en las instituciones es un rasgo común a muchos tecnólogos educativos: ¿no están aquí las raíces de los “edupunks”?
(¿Harto/a ya de Sony and Cher? Yo también. Segunda pieza musical: Frankie Yankovic – Pennsylvania Polka).
Anastasia Gouseti, la autora del primer texto que citábamos, nos dice que muchos autores han visto en la web 2.0 la realización de algunos ideales educativos muy anteriores a la tecnología digital y ligados a lo mejor (sí, “lo mejor”, sin duda alguna y esta es una opinión mía) de la pedagogía: la interacción, la creación, compartir, la participación y la colaboración como partes esenciales del aprendizaje.
Pero el hecho de que la web 2.0 sugiera a una serie de docentes que es posible la consecución de tales ideales pedagógicos ilustrados no implica que vayan a realizarse por arte de birlibirloque, sobre todo si la web 2.0 “no les sugiere nada” a la inmensa mayoría de los docentes. De hecho lo que vemos habitualmente es el uso de herramientas de comunicación, participación, de construcción social de conocimiento, etc. desde planteamientos didácticos muy “cortitos”. No hace falta citar estudios sobre lo poco que están cambiando las cosas en las aulas en todas partes: en este blog son una constante que ya aburre a su autor. Corremos peligro real de un nuevo “día de la marmota”.
¿Estamos con toda seguridad atrapados en el día de la marmota? ¿La revolución digital es una moda que pasará? ¿Por qué esta tecnología tendría que ser diferente de las anteriores? Mi respuesta quizá les parezca simplona, pero creo que vale la pena luchar para que no nos quedemos eternamente en el día de la marmota. La escuela acabará usando las TIC, y dentro de éstas, la web 2.0,que es más una actitud que una tecnología, la 3.0 (a la que no le veo mucha punta didáctica todavía), la realidad aumentada, las redes sociales, el m-learning y todo lo que venga o está aquí en algún informe Horizon, subiendo la pendiente de Gartner, y más pronto que tarde. La razón es que la tecnología digital, las redes, la Internet, etc. están cambiando el mundo y su impacto está siendo tan fuerte en todos los ámbitos de la vida que ninguna institución podrá sustraerse a ellas a riesgo de convertirse en irrelevante. Y si ello ocurre, desaparecerá, virá primero un lento declive y luago… adiós. Así de simple: o la escuela forma para y desde la sociedad del conocimiento y emplea las tecnologías que la conforman o desaparecerá como institución clave en la formación. Esperemos además que enseñen también las actitudes y los valores adecuados.
Soy un iluso. Creo en las vanguardias. Es cierto que algunas veces fracasan. Pero otras, en cambio, cuando vuelan a favor del viento social y económico, consiguen contagiar y movilizar a sus compañeros y compañeras y generalizar ideas, valores, actitudes y procesos. Pueden influir y guiar la corriente hacia sus valores. Ahí vamos: primer objetivo, usar las TIC de manera pedagógicamente progresista, al servicio de los intereses y necesidades de los alumnos y alumnas, formando ciudadanos y ciudadanas competentes, justos y críticos, y no al servicio del capitalismo postindustrial; segundo objetivo, convencer cada día a algún compañero o compañera para que nos acompañen en este apasionante viaje. Ya se que parezco un iluso. Pero es que me dedico a la enseñanza: la ilusión va en el pack, como Mari Carmen Devesa nos recordaba en su blog hace unos días, en palabras de Freinet:
“No podéis preparar a vuestros alumnos para que construyan mañana el mundo de sus sueños, si vosotros ya no creéis en esos sueños; no podéis prepararlos para la vida, si no creéis en ella; no podríais mostrar el camino, si os habéis sentado, cansados y desalentados en la encrucijada de los caminos.”
Celestin Freinet
 Amen.



Referencias:
(1) Gouseti, A. (2010). ‘Web 2.0 and education: not just another case of hype, hope and disappointment?’, Learning, Media and Technology, 35(3), 351-356.
(2) Mayes, J.T. (1995). Learning technology and Groundhog Day. En  W. Strang, V.B. Simpson, and D. Slater (eds.) (1995). Hypermedia at work: Practice and theory in higher education. Canterbury: University of Kent Press,  págs. 21–35.
(3) Mayes, J.T. (2007). Keynote at JISC Innovating e-Learning 2007: Institutional Transformation and Supporting Lifelong Learning.